Ciudadanía Metropolitana

Mujeres y Metrópolis

LA MIRADA DE LAS PROTAGONISTAS. Reproducimos a continuación las entrevistas a mujeres que lideran procesos metropolitanos en áreas de Argentina, que forman parte de nuestro Informe, como ser Graciela Marty, Alejandra Rodríguez, Mónica Zalazar y Adriana Molina.

 

GRACIELA MARTY
Coordinadora Provincial de UNICIPIO Área Metropolitana de Mendoza y Socióloga especializada en género

Las mujeres latinoamericanas enfrentamos desafíos inmensos, en todos los ámbitos de la sociedad: en lo político, en lo económico, en lo ambiental, en lo cultural y artístico, en ámbitos de la salud o del deporte y hasta en ámbitos “manejados cotidianamente” por mujeres, como es el ámbito de la gastronomía. Ese gran desafío es equiparar su cuota de influencia en la sociedad, con la cuota de reconocimiento por esa influencia. A saber: hace mucho tiempo ya, que las mujeres nos encargamos de ámbitos productivos (trabajo remunerado) sin haber dejado de lado los ámbitos reproductivos (trabajo no remunerado). Es decir, a pesar de que las mujeres manejamos ya históricamente los dos espacios con gran maestría, su inmenso aporte a la sociedad no está reconocido ni a nivel económico, ni a nivel de prestigio, que son en última instancia, los dos ámbitos de valoración por excelencia.

En referencia específica a la gestión metropolitana, el rol de la mujer me parece especialmente vibrante, porque las mujeres somos por naturaleza, grandes creadoras de redes, vinculadoras natas e intermediadoras imprescindibles. Las mujeres somos versátiles, podemos cambiar rápidamente de un tema a otro, por lo general estamos dispuestas a negociar y además somos muy buenas administradoras tanto del tiempo como de los recursos. Son todas capacidades especialmente relevantes a la hora de examinar un territorio metropolitano, compuesto por municipios de distintos colores políticos, con metas y problemas diferentes y territorios disímiles.

En el quehacer de una institución metropolitana es siempre necesaria la mirada integral, con el zoom bien alto, una mirada inclusiva, diversa, que promueva la funcionalidad de los recursos del territorio y que sea además, coherente y lógica. En esa mirada, el poder está compartido, está transversalizado, está discutido, escuchado, tamizado… Esa labor es la que yo pude apreciar cuando conocí y escuché por primera vez a la Arquitecta Mirta Levin como creadora y gestora del ECOM el Ente Metropolitano de Rosario, el primer ente metropolitano del país. No casualmente fue una mujer la que le dio vida. Gracias Mirta.

Soñando en voz alta, me encantaría que en el ámbito del UNICIPIO hubiera una intendenta mujer. Para responder la última pregunta: considero que es posible transversalizar la perspectiva de género en las políticas públicas que se desarrollan en las áreas metropolitanas, sino, hace rato hubiera tirado la toalla.

ALEJANDRA RODRÍGUEZ
Abogada y primera intendenta mujer de Tafí Viejo, gobierno local integrante del Área Metropolitana de Tucumán

Respecto a mi acercamiento a la política, desde siempre, en mi familia se habló de política. Mi abuelo fue dirigente sindical, estuvo al frente de la mutual ferroviaria y tuvo una participación activa en la vida social de la ciudad. Tafí Viejo, desde la instalación de los talleres ferroviarios y especialmente a lo largo del siglo XX, se ha caracterizado por ser una ciudad con una gran participación comunitaria. Clubes, asociaciones y sociedades con más de 100 años de historia dan cuenta de una sociedad comprometida, y en el ámbito político no es la excepción.

Con esa base, comencé mi camino en la militancia, vinculada al peronismo desde joven. Como abogada, siempre busqué aportar a mi comunidad, y con el tiempo, junto a un grupo de compañeras que me acompañan hasta hoy, asumimos el desafío de crear la Red de Mujeres Taficeñas, un espacio plural que reúne a mujeres con trayectorias y perspectivas diversas.

Un dato muy relevante que visibilizó la Red de Innovación Local (RIL) es que solo el 18% de las ciudades del país están gobernadas por intendentas. Esto evidencia una clara subrepresentación de las mujeres en la política local. Si, según el último censo, hay 1.5 millones más de mujeres que de varones en Argentina, ¿por qué seguimos sin llegar en igualdad de condiciones a los espacios de decisión? Esa es la pregunta que debemos responder y abordar con acciones concretas.

Desde mi experiencia como intendenta, una de las claves ha sido apoyarme en otras mujeres. He tenido la oportunidad de conocer a muchas intendentas de todo el país, de distintos espacios políticos, con quienes intercambiamos políticas públicas y experiencias personales. Creo firmemente que las mujeres tenemos una forma particular de construir redes de apoyo y crecimiento conjunto, lo que nos permite no solo sostenernos entre nosotras, sino también abrir camino para las que vienen detrás.

En relación a los desafíos en la gestión, las mujeres enfrentan barreras en las ciudades que están mucho más marcadas que para los varones. Los roles sociales que históricamente se nos han asignado hacen que nuestra experiencia urbana sea distinta y, en muchos casos, más compleja. Un ejemplo concreto es la movilidad y el transporte: muchas madres llevan a sus hijos a la escuela caminando, y si las veredas no están en condiciones, el transporte público es deficiente o su costo es elevado, estas dificultades impactan directamente en su vida cotidiana, en la crianza y en su desarrollo laboral o educativo.

Por eso, es fundamental incorporar la perspectiva de género en el diseño de las políticas públicas. No se trata solo de atender las necesidades de las mujeres, sino de mejorar la calidad de vida de toda la comunidad. Pensar en ciudades más caminables, seguras y con espacios verdes accesibles ya es una forma de aplicar esta mirada.

En ese sentido, hace unos años el municipio recibió un premio por una política pública desarrollada en articulación con la sociedad civil: Trayectos Seguros. Este programa combinaba la perspectiva de género, la seguridad ciudadana y la planificación urbana, buscando que las mujeres pudieran transitar el espacio público con mayor tranquilidad. Esa sigue siendo una línea de trabajo clave en esta gestión.

En el Área Metropolitana de Tucumán aún queda mucho por hacer en esta materia. Sin embargo, creo que estamos logrando generar una masa crítica que nos permite abordar el desarrollo metropolitano de manera integral, en articulación con mis colegas de otros municipios. Construir ciudades más inclusivas y equitativas es un desafío que debemos asumir colectivamente.

 

MÓNICA ZALAZAR
Subsecretaria de Desarrollo Metropolitano de la Municipalidad de la Córdoba, dependiente de la Secretaría de Gobierno Fiscalización y Control de la Municipalidad de la Capital

El Ente Metropolitano Córdoba, y en dicho marco, la Subsecretaría de Desarrollo Metropolitano, cumplen un rol crucial en la configuración política y el desarrollo estratégico del área metropolitana de Córdoba, donde sus acciones reflejan un compromiso con la gobernanza colaborativa y la planificación territorial integrada.

Dentro de sus estrategias y objetivos políticos se identifican la construcción de consensos intermunicipales y la implementación de políticas públicas metropolitanas. En relación al primer punto, buscamos la articulación política entre los 16 municipios que conforman el área metropolitana, promoviendo el diálogo y la cooperación para abordar desafíos comunes.

Recientemente, a partir de la modificación del estatuto del Ente Metropolitano votada por unanimidad en la primera Asamblea Ordinaria, se evidenció la intención de ampliar la capacidad asociativa, potenciando la toma de decisiones conjuntas. En tal sentido, el organismo aumentará su número de gobiernos locales a 27, acorde a la realidad metropolitana del gran Córdoba, por decisión unánime de los miembros.

En relación a la implementación de Políticas Públicas Metropolitanas, contribuimos en el diseño y ejecución de políticas públicas que trascienden los límites municipales, abordando problemáticas como la gestión ambiental, la infraestructura, el transporte y la seguridad. Allí, consideramos prioritaria la unificación de normativas metropolitanas, buscando la homogeneización de criterios y la eficiencia en la gestión pública.

Estas estrategias se cimentan en una concepción de la gestión metropolitana como un espacio de construcción política, donde se negocian intereses y se alcanzan acuerdos para el beneficio común. Allí la planificación estratégica y la coordinación interinstitucional se tornan elementos fundamentales para el logro de objetivos políticos planteados en el largo plazo, entendiendo que dicha cooperación se utiliza como herramienta para fortalecer las capacidades locales y posicionar a Córdoba como un referente en la gestión metropolitana.

Respecto a mi rol en el marco de la Subsecretaría, la concibo como un desafío apasionante y una oportunidad para construir un futuro mejor para nuestra región. Mi visión es la de una Córdoba metropolitana integrada, próspera y sostenible, donde la colaboración y el consenso sean los pilares de nuestro desarrollo. Por ello cuento con un equipo reducido de personas que se encuentran comprometidas en la causa metropolitana. Sin equipo no se construyen buenas políticas a largo plazo.

Entiendo que la política juega un papel fundamental en la consecución de nuestros objetivos. No se trata solo de gestionar proyectos, sino de construir puentes entre los municipios, de negociar intereses y de alcanzar acuerdos que beneficien a todos los habitantes del área metropolitana. Esto ha sido posible gracias a la conducción del actual Presidente del Organismo, Rodrigo Fernández, que es el decisor final e impulsor de diálogos permanentes para permitir una adecuada toma de decisiones optimizando tiempos y recursos.

Reconozco que el camino no es fácil. Los desafíos son muchos y complejos, pero estoy convencida de que, con trabajo en equipo, diálogo y una visión estratégica, los obstáculos se superan porque en definitiva, las ciudades apuntan al bienestar de sus habitantes, y eso es un acuerdo que va más allá de los colores políticos. La experiencia de otras ciudades, como Medellín, nos sirve de inspiración y nos demuestra que es posible transformar nuestras realidades.

Mi compromiso es trabajar incansablemente para promover políticas públicas que mejoren la calidad de vida de los vecinos y vecinas del Gran Córdoba, que impulsen el desarrollo económico y que protejan nuestro medio ambiente. Creo firmemente que, juntos, podemos construir una Córdoba metropolitana más justa, equitativa y sostenible.

 

ADRIANA “CHUCHI” MOLINA
Actual Presidenta del Concejo Municipal de la Ciudad de Santa Fe, impulsora del Foro Metropolitano de Concejales de esa área, ex Secretaria Ejecutiva del ECAM-Santa Fe (2017-2019).

Desde mis años de estudiante en la Facultad de Derecho, supe que la política era el camino para transformar la realidad.

Siempre fui militante radical. Pertenezco a la generación que abrazó la democracia de la mano de Raúl Alfonsín y encontró en sus valores la inspiración para trabajar por una sociedad más justa y equitativa.

Mi primer acercamiento fue a través del centro de estudiantes, donde comprendí la importancia de la militancia universitaria como herramienta de participación y cambio. A lo largo de los años, continué comprometida con la política desde distintos espacios: como estudiante, graduada y docente.

Sin embargo, ser mujer en el ámbito político ha representado desafíos particulares. Uno de los mayores retos que enfrentamos es la conciliación entre la vida pública y privada. Muchas mujeres que desean ocupar espacios de decisión también tienen un fuerte compromiso con sus familias y, en demasiadas ocasiones, deben enfrentar la dificultad de equilibrar ambas responsabilidades. Este desafío, que hace algunos años era aún más complejo, hoy se ha mitigado en parte gracias a los avances en materia de derechos y reconocimiento de nuestra participación.

En este sentido, hemos conquistado logros fundamentales. Primero con el cupo femenino y, posteriormente, con las leyes de paridad, que han permitido que cada vez más mujeres accedan a cargos de representación tanto a nivel local como nacional. Además, dentro de las propias estructuras partidarias se ha generado un cambio sustancial. En la Unión Cívica Radical, por ejemplo, las mujeres hoy ocupamos roles de liderazgo que antes parecían inaccesibles. Esto no solo ha transformado la dinámica interna del partido, sino que ha dado mayor visibilidad y relevancia a las voces femeninas en la toma de decisiones.

Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Transformar las estructuras de poder requiere de resistencia, compromiso y la firme convicción de que el cambio es posible.

Debemos seguir luchando para que la igualdad no sea solo una norma escrita, sino una realidad efectiva en todos los espacios de representación. La clave está en convencer tanto a varones como a mujeres de que sociedades más igualitarias son sociedades mejores. La equidad no solo beneficia a las mujeres, sino que fortalece las instituciones, mejora la calidad de la política y genera un impacto positivo en toda la comunidad.

El camino hacia una participación plena y equitativa sigue en marcha. La historia nos demuestra que cuando las mujeres nos organizamos y nos comprometemos, logramos avanzar. Hay que seguir trabajando para construir una política con más justicia, más democracia y más igualdad.

Respecto de la gestión, las mujeres en los contextos urbanos enfrentan desafíos que, si bien están enmarcados en la dinámica propia de las ciudades, también guardan puntos en común con los problemas que afectan a las mujeres en zonas rurales. La dificultad para acceder plenamente a sus derechos se manifiesta en múltiples aspectos, desde la conciliación entre la vida pública y privada hasta la escasa presencia en espacios de toma de decisiones dentro de los gobiernos, las empresas estatales y el sector privado.

Uno de los principales retos radica en la necesidad de garantizar una representación equitativa en los ámbitos de decisión. La diversidad de miradas y experiencias en estos espacios no solo es un acto de justicia social, sino que también contribuye a mejorar la calidad de las decisiones que impactan en la sociedad. La inclusión de mujeres en cargos de liderazgo fortalece tanto a los gobiernos locales como a las instituciones privadas, permitiendo el desarrollo de políticas más eficientes y representativas de la realidad social.

En este sentido, la transversalización de la perspectiva de género en las políticas públicas es un factor clave para generar un cambio estructural. No se trata únicamente de impulsar medidas específicas en favor de las mujeres, sino de incorporar esta perspectiva en todas las áreas de gestión, como el transporte, las obras públicas, el empleo, la conectividad, la seguridad y el ordenamiento territorial. La planificación urbana y las decisiones estratégicas no pueden seguir siendo ajenas a la perspectiva de género, sino que deben responder a las necesidades reales de toda la ciudadanía, garantizando igualdad de oportunidades y derechos.

Las mujeres, por su experiencia en ámbitos tradicionalmente vinculados a lo familiar, lo educativo y la salud, aportan una visión integral y humanizada a la construcción de políticas públicas. Una mayor participación femenina en la toma de decisiones no solo promueve la equidad, sino que también genera políticas más inclusivas, eficientes y sostenibles. La equidad de género en la gestión pública y privada es una meta alcanzable si se asume con compromiso la necesidad de transformar las estructuras existentes y garantizar una representación real y efectiva de las mujeres en todos los niveles de decisión.

 

CIUDADANÍA METROPOLITANA/2025