Ciudadanía Metropolitana

Andrés Borthagaray presentó su libro “Buenos Aires, tras las huellas del futuro”

(Reproducimos la introducción del libro de Andrés Borthagaray)

Buenos Aires, metrópoli vibrante, dinámica, polo productivo y cultural en el encuentro entre la pampa y el océano, tiene una tradición urbanística que se remonta a las Leyes de Indias, con saltos en la construcción de redes sanitarias, ferrocarriles e infraestructuras, una educación integradora y una serie de movimientos sociales y políticos de asimilación.

Pero también guarda una memoria de la ciudad indiana con tradición de abusos y un monopolio de comercio bajo cuya discrecionalidad se construyeron fortunas. En ese sentido, las razones por las que una metrópoli vertiginosamente ascendente cuenta con un saldo frustrante, particularmente a partir de mediados de la década del 70, merecen una explicación. Sobre todo, una clave de interpretación para un futuro diferente.

Vale la pena desentrañar las relaciones de fuerza que llevaron a las opciones adoptadas y confrontar abiertamente proyectos en pugna a la hora de analizar decisiones de futuro. Consideramos que la dimensión del aprendizaje y del conflicto son esenciales para una plataforma de acción futura. En ese contexto, hay un diálogo imaginario entre el planeamiento y lo planeado que se considera pertinente reestablecer; producto de alianzas cambiantes entre necesidades, soluciones e incentivos de distintos actores urbanos. A partir del esfuerzo, compromiso y dedicación consagrado por tantos equipos de profesionales hay una base de conocimiento de la que no podemos prescindir. Preguntarnos si los esfuerzos valieron la pena para los fines propuestos puede parecer brutal, o inclusive ingenuo, pero no por eso es menos necesario para contribuir a una práctica socialmente más convocante.

Un dato importante es la forma en que las personalidades inciden en esos resultados, en relación con las instituciones y la construcción de apoyos. Sobre esta base se aspira, en un nuevo recorrido por la historia reciente, a descubrir nuevas pistas y una hoja de ruta para anticipar un futuro mejor.

Es cierto que las transformaciones sociales y económicas, la aparición de nuevas vulnerabilidades y la evolución de las herramientas en plena transición digital obligan a repensar las prácticas. Pero, con perspectiva, podemos apreciar cómo pueden envejecer rápidamente las metodologías atadas a un salto tecno-lógico en particular y cómo perduran las representaciones más amplias de la evolución metropolitana.

La idea, entonces, es contribuir a hacer frente a situaciones graves que tole ramos por acción u omisión. Si da lugar a observaciones que permitan enriquecer esta lectura se habrá logrado uno de sus objetivos. Los intercambios sostenidos a lo largo del tiempo con un conjunto de interlocutores que han podido reflexionar a partir de su acción pública han orientado parte de estas reflexiones. La lista sería tan larga como las deudas intelectuales y profesionales que fui acumulando.

Este trabajo se concentra en el período que inicia en el año 1958, punto de inflexión en el planeamiento urbano porteño y metropolitano. Intenta rastrear ideas y controversias en los antecedentes de formulación de decisiones de futuro para orientar la búsqueda de propuestas nuevas. A lo largo del estudio de un período marcado por rupturas drásticas, entre las que se cuentan dos dictaduras militares, se indaga sobre las representaciones y perspectivas de lectura detrás de los documentos e iniciativas.

Se inscribe en el urbanismo como una perspectiva amplia de abordaje. De hecho, para Ascher no es una disciplina de síntesis sino un conjunto de disciplinas.

Para Bernardo Secchi, su práctica “exige arbitrar entre estudio del pasado e imaginación del futuro, entre dimensión técnica y dimensión artística, lo que demanda una gran libertad, un rigor intelectual y moral”.2 Una disciplina que necesita de la política pública como instrumento para producir un ambiente más equitativo e inclusivo, sobre cuyos grandes consensos subyacen necesidades de arbitrar entre objetivos secundarios, lo que lleva con frecuencia al conflicto.

La base son los documentos, tanto propios del planeamiento explícito como de planeamiento implícito, a partir de una selección determinada. Si bien cada uno es objeto particular de estudio, es interesante seguir la evolución, el diálogo y la forma en que se suceden en el marco de ideas cambiantes sobre el urbanismo y del contexto sociopolítico en el que se insertan. Los textos e imágenes de los documentos se completan con entrevistas, datos correspondientes a registros públicos que pueden ayudar a ilustrarlos y testimonios publicados en diversos medios. Se ha identificado una base para abordar el cuerpo de documentos consistente en estudios locales e internacionales sobre la evolución de la práctica y de la teoría.

Sobre el primer punto, se ha intentado comprender la lógica de los equipos a cargo de esos textos e ideas en sus sucesivas formulaciones, con un registro de lo que cada uno enuncia como antecedentes. Sobre esas propuestas hay una producción sólida de trabajos. Para citar solo algunos autores, Odilia Suárez, Juan Molina y Vedia, Alicia Novick, Adrián Gorelik y Margarita Gutman. También ensayos que trazan cuadros de interpretación: por ejemplo, Juan José Saer.

Entre distintas referencias sobre la evolución internacional –a partir, entre otras, de tradiciones anglosajonas, francesas e italianas– del urbanismo contemporáneo, se pueden identificar ciertos rasgos comunes marcados por ideas dominantes cuyos tiempos cambian según los contextos.

 

Marcel Roncayolo ofrece un marco para interpretar la forma en que se ha dado respuesta a los desafíos propios de las crisis de la industrialización y de la globalización; la contraposición de utopías sociales entre el movimiento moderno y la revalorización de la historia, ideas que inspiran o racionalizan la práctica del urbanismo, que a su vez ejerce una función en el sistema sociopolítico. Define cómo, en una coyuntura y en una sociedad concreta, los medios que enmarcan el campo de las realizaciones abren discontinuidades excepcionales.

En otro orden, los fines detrás de decisiones urbanísticas pueden resultar poco atractivos para una justificación pública. Pero que se considere más prudente no hacer explícito el fin de una decisión, o que se lo enuncie parcialmente, no quiere decir que esta no haya tenido consecuencias. Así, la lectura cambia si se admite que la ciudad actual es producto, por lo menos en parte, de decisiones planificadas. En estas relaciones se puede inclusive asumir un fracaso en el urbanismo contemporáneo, como el que describe Leonardo Benevolo en su contexto italiano.

Pero no se trata de ausencia de reglas, sino de prácticas que se podrían reconocer en una suerte de neorrealismo, como lo señala Antonio Azuela desde México. El análisis se plantea así en tres categorías: una urbanística más estricta (en qué consisten y qué pasó con los planes e iniciativas); otra combinada con representaciones culturales detrás de las formulaciones, y finalmente otra vinculada a las relaciones en un contexto dado.

Estas categorías atraviesan un corte histórico, marcado  un conjunto de hitos temporales: 1958, 1976, 1983, 1990-1992 y 1996 hasta la actualidad. En general, están marcados por fuertes cambios institucionales locales que coinciden en parte con discontinuidades urbanísticas: elecciones, golpes de Estado.

La movilidad se presenta como un corte temático de lectura de planes e iniciativas, a partir de su carácter estructurante del crecimiento. Por eso, este estudio aborda en forma conjunta tanto en las referencias teóricas como de casos internacionales, una mirada urbanística y de movilidad.

El rol de quienes formulan las propuestas, a lo largo de diferentes contextos institucionales, políticas públicas y sistemas de incentivos en el ejercicio profesional del urbanismo local, ha ido evolucionando. En ese sentido, se trata de hacer una lectura de las representaciones, de los relatos y de los recursos narrativos, tanto textuales como cartográficos y estadísticos. Como lo señala Schlomo Angel, son excepcionales los casos, como el plan de los comisionados de Nueva York, el plan Cerdá para Barcelona o intervenciones a principios del siglo XX en Nueva York y Buenos Aires, en los que los urbanistas son capaces de producir un impacto real de anticipación. Sin embargo, eso no quita valor a una reconstrucción de los argumentos, justificaciones y propuestas sucesivamente elaboradas.

Esta cuestión interpela los roles profesionales de quienes estamos involucrados en ofrecer un sentido a los procesos complejos que dan forma a la ciudad, tanto física como socialmente. Por un lado, se relativiza su alcance, pero por otro se advierte sobre la influencia y la responsabilidad ética que la práctica implica.

Con respecto a la estructura, la primera parte comienza por una introducción a Buenos Aires, su evolución histórica y el contexto en el que se desarrollaron los esfuerzos de anticipación. Se plantean las escalas territoriales de análisis y se desarrolla el criterio de selección de documentos que constituyen el cuerpo de la investigación.

En la segunda parte se analiza el período iniciado en 1958. Por ejemplo, distintos matices de desarrollismo en una primera etapa, las intervenciones urbanas en tiempos de dictadura en la segunda, las ilusiones en parte truncas de la recuperación democrática, las reformas drásticas en el rol del Estado y un cambio de discurso –aunque no necesariamente de práctica– a partir de la sanción de la Constitución de la ciudad de Buenos Aires.

La tercera parte aborda en profundidad la cuestión de la movilidad y su relación con las propuestas de vivienda y las centralidades en los planes e iniciativas.

La cuarta parte, una lectura alternativa a partir de las decisiones, brinda a modo de conclusión una consideración general sobre los argumentos, los planes y las personas.

Andrés Borthagaray – “Buenos Aires, tras las huellas del futuro”

Colección Buenos Aires Publica
Fundación Tejido Urbano y Bisman ediciones, 
Buenos Aires, 2021.