Por Carlos Amanquez
Las ciudades han ganado protagonismo en la acción climática por su intervención directa en el territorio y la cercanía a vecinos e instituciones. En ellas se generan gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales y asimismo, es en sus territorios dónde se evidencian en mayor medida los impactos del cambio climático. Su conocimiento sobre las problemáticas que afectan a la comunidad y las posibilidades de mejora las convierten en actores fundamentales para transformar estos desafíos en acciones concretas de mitigación y adaptación.
La creciente relevancia que las ciudades han adquirido a nivel internacional, en particular vinculada al cambio climático, tuvo como hito la reunión de mil gobiernos locales del mundo en la antesala de la COP 21 de París, donde se reunieron para debatir y proponer políticas y compromisos locales que los preparen para un mejor abordaje de las consecuencias y desafíos que depara el cambio climático.
Fue también en el COP21 dónde se destacó el papel de las ciudades “como lugares donde la lucha por mitigar el cambio climático se ganará o perderá”. En este sentido, la acción local es indispensable para la puesta en marcha de los compromisos nacionales acordados en las negociaciones internacionales en materia de cambio climático.
Un dato a destacar es que, tan sólo en Argentina el número de gobiernos locales asciende a un total de 2.306, cifra que expandida a nivel macro regional (América Latina y Caribe) supone un universo de 16.000 gobiernos locales.
El alcance global del cambio climático, sus impactos en el territorio, los procesos de desarrollo y las formas de vida, junto con la necesidad de abordar soluciones acordes a la escala del problema planteado, han derivado en el surgimiento de un régimen internacional de financiamiento vinculado a las políticas y estrategias que mejor aborden esta problemática. Cuenta de ello da la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y su enmienda de Doha, y el Acuerdo de París, anteriormente citado.
Actualmente, los gobiernos locales de América Latina y Caribe se encuentran en un proceso de adquisición creciente de responsabilidades de gestión, ejecución y planificación, facilitado principalmente por los procesos de descentralización administrativa y territorial operados en los niveles territoriales de mayor escala que integran. Ello se constituye en un importante avance, no sólo considerando que la región resulta particularmente vulnerable ante efectos del cambiamiento del clima, sino también porque se observa en éste fenómeno todo un proceso de transformación de las relaciones internacionales, en dónde las ciudades se agrupan en redes globales con el objetivo de aumentar su influencia.
Es precisamente a través del financiamiento para el cambio climático que las ciudades han adquirido un posicionamiento significativo, traduciendo a escala local los desafíos globales, y potenciando sus agendas temáticas a través de la articulación con instituciones y redes interjurisdiccionales. Ello les ha permitido acceder a importantes fuentes de recursos y aportes económico-financieros con independencia de gobiernos nacionales y provinciales.
De este modo, las ciudades y metrópolis han cumplido un importante rol como catalizadoras de los grandes esfuerzos de los principales organismos internacionales -destacándose los núcleos urbanos de más de 500.000 habitantes-, constituyéndose en la práctica en el correlato empírico del concepto de cooperación internacional descentralizada, y beneficiándose del abordaje conjunto de problemáticas análogas con ciudades de escala similar.
En efecto, han demostrado responsabilidad y capacidad como unidades garantes del crédito destinado a intervenciones locales frente al cambio climático, temática que despierta un amplio interés en funcionarios públicos de todos los niveles. A ello han contribuido factores específicos, tales como la propiedad de bancos locales y la estrecha vinculación que en las comunidades se verifica entre instancias de gobierno, sector privado y sociedad civil organizada, situación que les allana el camino para que poder ser calificadas como potenciales socios frente a la acción climática por los organismos internacionales de crédito.
Paradójicamente, pese al creciente fortalecimiento de los de los gobiernos y comunidades locales como protagonistas fundamentales de la lucha contra el cambio climático, todavía restan enormes desafíos en relación a la escasa o nula participación de los mismos respecto de los fondos gestionados a nivel nacional, así como también en los proyectos presentados en las distintas temáticas para su financiamiento. Lo anterior pone en evidencia la necesidad de que los agentes y gobiernos locales se involucren en la adquisición de capacidades y herramientas para la gestión de recursos disponibles desde la cooperación internacional para su aplicación directa a nivel local.
En este sentido, la nueva gobernanza local con relacionamiento global impone a los tomadores de decisiones la necesidad de enfocar sus esfuerzos en la atracción de inversiones, la obtención de préstamos y la participación en fondos externos que permitan ampliar el patrimonio presupuestario propio, consiguiendo mejorar, ampliar e incluso innovar en políticas, acciones y programas en materia de adaptación y mitigación del cambio climático de manera concreta y efectiva.
Actualmente el financiamiento climático brindado de forma directa a los gobiernos locales es de escasa significatividad. En ese sentido, los esfuerzos en la gestión local se centran en la articulación interjurisdiccional en procura de un marco político, institucional y legal que legitime la intervención de los gobiernos locales en la obtención de fondos de cooperación internacional de forma directa, y la utilización de mecanismos económicos y financieros que no requieran de la intervención o aval de los gobiernos nacionales.
Todavía, para los gobiernos locales el acceso a fondos o financiamiento climático tampoco representa una empresa sencilla. La mayoría desconocen las implicancias de la participación en dichos procesos, como así también los mecanismos, sistemas, formas, montos y herramientas que permiten el acceso a los mismos. En general, estos gobiernos desconocen o se vinculan de forma indirecta con los mecanismos financieros vigentes, tanto a nivel nacional como internacional.
Para revertir este panorama, se torna imprescindible entonces dotar a los gobiernos locales de las herramientas técnicas, administrativas y financieras que les permitan contar con información fehaciente respecto a líneas, destinos y montos de financiamiento disponibles, requisitos específicos de los organismos crediticios, y capacidades propias para integrarse a los esfuerzos nacionales en el diseño e implementación de una efectiva política nacional de cambio climático que sea coherente con los compromisos asumidos en el Acuerdo de París y que permita avanzar hacia un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero y con una mayor resiliencia al clima. Para ello resultará fundamental además el involucramiento y la articulación con organizaciones de la sociedad, otro engranaje fundamental para el fortalecimiento de la gobernanza climática local.
Finalmente, la gran variedad de instrumentos financieros disponibles, cuyas operatorias resultan aún desconocidas para la mayoría de las ciudades, como el mencionado fideicomiso que impulsa la RAMCC, por ejemplo, ponen de manifiesto el potencial existente para los gobiernos locales en cuanto a su posicionamiento internacional. Las ciudades son motores del progreso económico y grandes centros de innovación que sin duda pueden contribuir a la mejora de la capacidad de adaptación y a la sostenibilidad de cara a los desafíos anteriormente mencionados, y allí la RAMCC está llamada a cumplir un rol fundamental como puente de acceso a aquéllas importantes fuentes de financiamiento.
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ASISTENCIA PARA EL FORTALECIMIENTO DE GOBIERNOS SUBNACIONALES EN LA IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LOSMECANISMOS FINANCIEROS INTERNACIONALES Y FONDOS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE MEDIDAS Y ACCIONES DE ADAPTACIÓN Y MITIGACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO.
IDENTIFICACIÓN DE AGENCIAS NACIONALES E INTERNACIONALES
QUE TIENEN LÍNEAS DE ACCIÓN CON GOBIERNOS SUBNACIONALES