Ciudadanía Metropolitana

Economía Circular, el cambio cultural

Por Luis Lehmann.

El ritmo de explotación de recursos y materias primas de los últimos 100 años está llegando ya al límite de su capacidad física, con consecuencias visibles como el cambio climático.

La economía circular promueve un nuevo modelo de desarrollo a través de la gestión de los recursos, impulsando el cambio del actual modelo ya agotado de economía “lineal” de extracción, producción, consumo, derroche y descarte, hacia una economía “circular”, donde los residuos de una actividad se transforman en insumos para otra.

El modelo lineal se basó en disponer de grandes cantidades de energía y otros recursos baratos y de fácil acceso. Ese modelo es insostenible. Como contraposición, el modelo circular deriva de imitar lo que sucede en la naturaleza, en la cual los desechos de unos procesos sirven de materia prima para otros. Por ende, se intenta reproducir ese ciclo biológico en lo que se denomina “ciclo técnico o productivo”, donde los recursos se recuperan y restauran.

Facilitar este proceso implica entre otras, repensar aquellos productos de consumo que actualmente se ponen en el mercado. Esto abarca desde la misma concepción, introduciendo conceptos de ecodiseño, con el objeto de que puedan ser reinsertados en el circuito productivo.

Al mismo tiempo, se debe tener en cuenta que si no se puede utilizar materiales reciclados, como son extraídos las materias primas para la elaboración de esos productos, la logística (distancia hacia los centros de fabricación y consumo), y el consumo de recursos como agua y energía (eficiencia energética).

Por el lado del consumo, se promueve un consumidor responsable que compre aquellos productos más amigables con el ambiente, más duraderos y evitar la cultura del derroche y el descarte (ver referencia en Encíclica Laudato Sí[1]). En ese sentido, es importante fomentar el reúso de bienes que puedan ser utilizados por otros cuando un usuario considere que no lo necesita más, promoviendo el “compartir” aquellos más caros y de consumo menos frecuentes (por ejemplo, hay ya varias experiencias mundiales de “carsharing” para utilizar vehículos sin ser “dueños” del bien, pagando sólo por lo que se usa). Esto implica “repensar” la propiedad de los bienes.

Por último, y para cerrar el círculo, una vez que los productos finalizan su vida útil, todos aquellos que no se puedan volver a utilizar y se transformen en residuos, deben ser correctamente separados en origen por los ciudadanos y empresas, para luego ser reintroducidos en el ciclo productivo.

Beneficios: Contribuye sobre el ambiente disminuyendo causantes del cambio climático, al tiempo que Implica una visión de progreso que tiene ganancia, y es ambientalmente sustentable. Al mismo tiempo, tiene potencial para impulsar la inversión, la competitividad, la innovación, crear empleo y generar crecimiento sostenible[2].

¿En qué sectores se pueden crear más empleo?[3]

  • Gestión de residuos y del agua
  • Gestión de la calidad del aire
  • Restauración y preservación de la biodiversidad
  • Adaptación al cambio climático
  • Producción de energía a partir de fuentes renovables
  • Eficiencia energética
  • Diseño sostenible
  • Desarrollo de la infraestructura verde
  • Construcción sustentable

¿Por qué la economía circular? A pesar de que existen teorías sustentables similares (diseño regenerativo, economía del rendimiento, economía azul, biomimesis, etc.), la economía circular es el paradigma más abarcativo, simple, razonable y adaptativo.

 La economía circular en Argentina: Desde el 2016 se realizan acciones para impulsar su desarrollo en el país, incluso contando con el apoyo de organismos de cooperación internacional (BID, GIZ, Ellen MacArthur, etc.).

Muchas empresas la ven como indispensable: el foro empresario Management 2020, impulsado por Diego Cabot desde La Nación incluye a la economía circular como una de las “20 propuestas concretas con el objetivo de que la Argentina pueda transitar el cambio acelerado que se vive en la sociedad en general y en el mundo de las empresas en particular, y así estar preparada para el futuro[4]”.

El rol Estatal: No tiene sentido pensar si el Estado tiene que impulsarla o no. Esa discusión quedó superada por que la economía circular ya se está implementando en el mundo de las principales empresas internacionales, y nos llega a partir de sus casas matrices. Luego muchas empresas más pequeñas se sumaron porque vieron los cambios en las preferencias de los consumidores (está demostrado que los centennials y millenials están dispuestos a pagar un poco más por bienes amigables con la naturaleza).

Desde ya que existen obstáculos hacia un modelo circular, que se remueven con legislación (todo el mundo lo está haciendo). Debería ser un paquete de leyes de “Economía Circular y Cambio Climático”. Al respecto, es un avance la reciente media sanción por parte del Senado Nacial al proyecto de “Ley de Adaptación y MItigación del Cambio Climático”.

Alguna normativa necesaria: actualización de la Ley de Residuos (del 2004), con sus distintas corrientes (Peligrosos, Electrónicos, Áridos, etc.), Ley de Envase (o REP, fundamental para generar mercados de reciclado), y otras para prevenir el despilfarro de alimentos, prescindir de plásticos de un solo uso, evitar la obsolescencia programada y realizar compras públicas sustentables.

Las ciudades como punto focal de la economía circular

En las ciudades se concentra más de la mitad de la población mundial y es donde se consumen el 75% de los recursos naturales y se liberan del 60 al 80% de la emisiones.

Por ser la administración más cercana al ciudadano, y la que mejor puede prevenir los impactos ambientales, muchas ciudades fueron pioneras en impulsar el cambio de tendencia: París, Amsterdam, Londres, Barcelona, San Francisco, entre otras. A nivel local, también la Ciudad de Buenos Aires se encuentra comprometida.

Por su dinamismo, y gracias a la innovación y la tecnología (big data, internet de las cosas, etc.), las ciudades son los lugares óptimos para implementar el cambio cultural que permita comenzar a modificar conductas en la forma de producción y consumo.

La economía circular como tendencia mundial de la cual Argentina no puede quedar afuera:

Europa: La UE ha sido pionera en occidente de la implementación de normativa para impulsar la Economía Circular: el primer paquete fue aprobado en 2015, sus metas fueron revisadas y cumplidas en 2018, y aprobó a principios de 2019 un segundo.

Francia se encuentra hoy discutiendo, no sin polémica, un proyecto de ley nacional[5].

 Asia: China fue pionero con la Ley de Economía Circular en 2008[6]. Durante el G20 en Japón, el Primer Ministro Shinzo Abe promovió su implementación[7].

 En América del Norte: A pesar de los traspiés con su política ambiental, miles de grandes empresas de Estados Unidos lideran el camino hacia una economía circular[8]. Su liga de ciudades la impulsa[9]. Canadá está trabajando hace ya una década, y será sede del Foro Mundial 2020[10]. México tuvo una muy importante cumbre el año pasado y recibió recienmente una misión de la UE[11]. CDMX presentó hace dos meses su plan[12].

 En América del Sur: En Colombia, el presidente Duque ha lanzado una Estrategia Nacional de Economía Circular[13].

Se le está dando un gran impulso en Chile, Uruguay y Brasil (donde opera una filial de la Fundación Ellen McArthur). En Chile se desarrollará este año, a principios de diciembre, la COP25 (UN)[14] que tendrá a la economía circular como uno de los temas centrales.

La última noticia regional fue la semana pasada: Los países de la Alianza del Pacífico le declararon la guerra al plástico. México, Colombia, Perú y Chile firmaron acuerdo contra la contaminación e impulsar el reciclaje y la economía circular[15].

En la COP 25 que se desarrollará en Chile en diciembre, la economía circular tendrá un rol central.

Principales empresas mundiales en la Fundación Ellen MacArthur (principal think tank en el tema): Danone, Google, Grupo H&M, Philips, Renault, SC Johnson, Solvay, Unilever.

Argentina no puede quedarse atrás en el cambio de modelo: es necesario elaborar una “Estrategia Nacional de Economía Circular”, para impulsar el desarrollo económico con sustentabilidad. En la misma deben estar incluidos los distintos actores, estatales, empresariales, y sociales. Definida esa estrategia, es imprescindible elaborar la normativa necesaria para impulsarla.

[1] http://www.conexionreciclado.com.ar/blog/el-papa-pidio-por-el-desarrollo-de-una-economia-circular/

[2] https://foretica.org/el-paquete-de-economia-circular-avances-y-proximos-pasos/

[3] https://www.ecointeligencia.com/2016/03/economia-circular-empleo/

[4] https://www.lanacion.com.ar/economia/20-propuestas-el-futuro-llego-y-se-viene-el-nuevo-m2030-nid2259173

[5] https://www.efeverde.com/blog/creadoresdeopinion/la-nueva-propuesta-ley-economia-circular-del-estado-frances/

[6] https://www.ecointeligencia.com/2018/11/economia-circular-china-1/

[7] https://euobserver.com/tickers/143164

[8] https://www.circularcolab.org/us-circular-economy-report

[9] https://global-recycling.info/archives/2598

[10] https://www.rcinet.ca/es/2019/06/04/canada-acogera-el-primer-foro-mundial-de-economia-circular-en-norteamerica/

[11] https://www.elfinanciero.com.mx/economia/la-economia-circular-y-el-reto-de-mexico-en-gestion-de-residuos

[12] https://www.residuosprofesional.com/ciudad-de-mexico-plan-economia-circular/

[13] https://id.presidencia.gov.co/Paginas/prensa/2019/190614-Presidente-Duque-Estrategia-Nacional-Economia-Circular-primera-politica-ambiental-de-este-tipo-en-America-Latina.aspx

[14] http://www.msgg.gob.cl/wp/index.php/2019/04/11/tiempodeactuar-presidente-pinera-presenta-cop-25-la-mayor-cumbre-mundial-sobre-cambio-climatico-que-se-realizara-en-santiago/

[15] https://www.infobae.com/america/mexico/2019/07/08/los-paises-de-la-alianza-del-pacifico-le-declararon-la-guerra-al-plastico/

 

Luis Lehmann, autor del libro “La Economía Circular, el cambio cultural”, es Lic. en Ciencia Política, con Posgrados en “Control y Gestión de Políticas Públicas” (Flacso), “Economía Urbana” (UTDT) y Máster en “La Ciudad: Políticas, Proyectos y Gestión”, de la Universidad de Barcelona.

Vinculado hace más de una década a la gestión pública y el ambiente, se desempeño en diversas posiciones ejecutivas en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, organismos metropolitanos y el Gobierno Nacional. Impulsor de la mejora en la gestión de los residuos a partir de la Economía Circular, ha sido orador en numerosos encuentros por todo el país.