Mejorar e invertir en los ecosistemas de las ciudades y sus áreas periurbanas, es una de las claves más importantes para construir la resiliencia en las urbes de Latinoamérica y el mundo ante la pandemia por coronavirus y sus impactos en los seres humanos urbanos, entre ellos la desigualdad social representada en menos verde y menos espacio público de calidad para las comunidades más vulnerables.
Esta fue una de las principales conclusiones del webinar realizado este martes por la Red de Ciudades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ‘La hoja verde del día después del COVID-19: biodiversidad para ciudades’, en el que participó un potente panel de mujeres funcionarias y expertas del mundo con la moderación de Gregory Watson, Especialista líder del Natural Capital Lab del BID; y quienes relacionaron la importancia de los servicios ecosistémicos que ofrece la biodiversidad en las ciudades y su importante papel en la resiliencia en tiempos de coronavirus.
“Aquí en los Estados Unidos los administradores y alcaldes de las ciudades han visto el valor económico de los ecosistemas y han justificado su inversión”, expresó Colleen Murphy, directora del Hixon Center y del Centro de Ecología Urbana en la Escuela de Estudios Forestales y Ambientales de la Universidad de Yale.
De esta manera, Murphy confrontó la premisa de tomadores de decisiones en las ciudades no solo latinoamericanas sino del mundo, que no ven en las inversiones en lo natural el retorno de la inversión (ROI), sino simplemente recursos dilapidados en relación con su gestión.
“Antes los ecólogos hacían caso omiso de las ciudades y ahora están tratando de entender el ecosistema en relación con la ciudad, su interacción. Hay que trabajar interdisciplinariamente para entender la complejidad de las ciudades respecto a los factores sociales y económicos: incluso un solo árbol puede aportar servicios ecológicos que ahora podemos cuantificar”, insistió la experta durante el encuentro en el que compartió sus conceptos junto a Michèle Laruë-Charlus, directora General de Ordenamiento Territorial (Burdeos); Carolina Urrutia, secretaria Distrital de Ambiente (Bogotá); Leticia Gutiérrez Lorandi, directora General de Coordinación de Políticas y Cultura Ambiental (Ciudad de México) y Carla Ximena Giraldo Malca, gerente de Servicios a la Ciudad y Gestión Ambiental de Lima.
Las invitadas insistieron en los distintos beneficios en salud, equidad, inclusión, urbanismo, que ofrecen los ecosistemas urbanos que incluso evidencia en muchos casos las desigualdades de las ciudades como Lima y Ciudad de México donde existe una relación directa entre la calidad de sus áreas naturales; los sectores de mayor capacidad económica cuentan con más y mejores espacios naturales que las comunidades vulnerables.
“En la Ciudad de México tenemos 16 alcaldías en donde el índice de espacio público verde tiene solo 3 m2 en comparación las zonas ricas llegan a 30 metros cuadrados, una desigualdad tremenda”, expresó la mexicana Leticia Gutiérrez.
Ante esta realidad, desde Lima, Giraldo Malca reiteró esta situación a la que calificó de mito, uno que se debe destruir si se quieren construir ciudades resilientes que tiendan hacia la equidad. “La gran inequidad social de Lima también se refleja en la accesibilidad las ciudades verdes y una estrategia que hemos adquirido con la Unidad de Educación Ambiental es romper el mito de que solamente las personas de grandes ingresos pueden tener áreas verdes privadas o públicas cerca su casa y estamos tratando de llegar a la población de diversos ingresos económicos”.
Desde Burdeos, Michèle Laruë-Charlus, insistió en la necesidad de una legislación muy fuerte para proteger los ecosistemas en las zonas tanto urbanas como periurbanas y expresó su esperanza de que los ciudadanos del mundo que vivieron el confinamiento tomen posiciones más fuertes ante la defensa de la biodiversidad en sus ciudades. “La pregunta no sería si la biodiversidad puede ayudar a superar la pandemia sino si la pandemia puede sernos útil para defender y desarrollar la biodiversidad en las ciudades”.
Y justamente por esa necesidad de argumentar la necesidad de inversiones en la defensa, creación y mejoramiento de ecosistemas urbanos ya expuesta, Coleen Murphy destacó el ejemplo de la plataforma iTree del Departamento del Servicio Forestal de Estados Unidos que fue creada en 2006 y a través de la cual, explicó la experta, “las ciudades pueden evaluar cuántos servicios ecosistémicos ofrecen sus doseles, sus árboles”.
Agregó que, al establecer el tipo de especie de árbol, su ubicación, su tamaño, su aporte en reducción de temperaturas urbanas, en la reducción de contaminación, las ciudades – y sus gobernantes- pueden justificar las inversiones como las realizadas en Nueva York y Los Ángeles.
El webinar reiteró la importancia del espacio público de calidad en las ciudades, por supuesto, poniendo en primer lugar el espacio público verde, las importantes conexiones que generan tanto los bosques y parques urbanos como cada árbol individualmente, la necesidad de invertir en estrategias que conecten corredores verdes que están desconectados y la innegable relación existente entre la salud de los ciudadanos y la biodiversidad en las ciudades.
Fuente: LA. Network