Ciudadanía Metropolitana

Gobernanza metropolitana: nuestra gran oportunidad

En una nota para el periódico “El Correo”,  Idoia Postigo, Directora general de Bilbao Metrópoli-30, analiza los desafíos de las áreas metropolitanas, a partir de una convocatoria realizada por el Ayuntamiento de Errenteria, que es parte de la periferia metropolitana de San Sabastián.

La cuestión metropolitana no siempre ocupa un lugar central en la conversación pública ni en la agenda política. Sin embargo, la ausencia de mecanismos sólidos de gobernanza metropolitana hace más vulnerables los entornos urbanos. El 5 de septiembre tuvo lugar un curso de verano de la EHU bajo el título ‘Retos comunes, respuestas compartidas: trabajando la gobernanza de las políticas públicas supramunicipales’, organizado por el Ayuntamiento de Errenteria. Una cita en la que participé junto a otros ponentes y que invitó a reflexionar sobre cómo afrontar, desde la cooperación, los desafíos que comparten las ciudades y sus áreas metropolitanas en un contexto en el que los entornos urbanos se convierten cada vez más en flujos que los municipios no pueden gestionar de manera aislada.

En el Bilbao Metropolitano lo sabemos bien. La transformación de las últimas décadas fue posible porque existió una visión metropolitana compartida que trascendió fronteras locales. Aquellos proyectos demostraron que cuando las instituciones, las empresas y la ciudadanía colaboran, los resultados son de gran alcance y duraderos. Bilbao Metrópoli-30, con casi 35 años de trayectoria y 140 entidades asociadas, ha sido parte sustancial de ese impulso, apostando por la visión estratégica y de largo plazo.

Hoy, los retos son distintos y más complejos. La transición energética, la movilidad sostenible, la regeneración urbana o el cambio climático no entienden de límites municipales. Como mencionaba Joan Subirats, catedrático de Ciencia Política de la Autónoma de Barcelona, en el mencionado curso, «los problemas son reales y no entienden de fronteras». Y emergen desafíos menos tangibles e igualmente decisivos: el cuidado, la desigualdad, la desconexión social, la soledad no deseada o la salud mental, entre otros. Ninguno de ellos puede afrontarse eficazmente desde esquemas fragmentados. Requieren nuevas formas de gobernanza, flexibles, abiertas y capaces de articular de forma eficaz lo local con lo supralocal.

Disponemos de factores que facilitan ese camino: marcos normativos que permiten acuerdos, la capacidad institucional y financiera de los municipios, el papel de liderazgo y articulación de la Diputación y, no menos importante, un fuerte tejido comunitario que articula la sociedad civil del Bilbao Metropolitano en torno a diversos ámbitos y una identidad metropolitana construida en torno a la Ría, a la memoria compartida y a un fuerte sentido de pertenencia. También contamos con la legitimidad que aportan experiencias previas de cooperación y con el marco global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pero persisten obstáculos, como intereses locales que dificultan la coordinación, superposición de competencias, ausencia de planes metropolitanos estables o la falta de conciencia sobre el verdadero coste de ‘la no metrópoli’: menor eficiencia, fragmentación social y territorial, pérdida de competitividad y reducción de capacidad de interlocución ante otros niveles de decisión. A todos ellos, añadía Eva Silván, politóloga y directora de Silván&Miracle, también participante en la reflexión, la tendencia creciente de lo identitario hacia la fragmentación, lo municipal, el barrio, frente a la complejidad de los problemas que nos llevan a lo metropolitano.

Necesitamos un ilusionante enfoque estratégico y una verdadera agenda urbana metropolitana, que se apoye en una visión compartida, en una eficiente y positiva coordinación institucional, fortalecida por mecanismos de colaboración público-privada y en la participación de la ciudadanía. voluntad política e impulso a planes metropolitanos.

Avanzar hacia una gobernanza metropolitana sólida no significa diluir lo local, sino reforzarlo desde una visión común. Es una oportunidad, la de ser eficientes en la prestación de servicios, equitativos en la redistribución de recursos y en el desarrollo de nuestra metrópoli, coherentes en la formulación de políticas y, sobre todo, resilientes y solidarios frente a los grandes retos globales.

Avanzar hacia una gobernanza metropolitana fortalece y proyecta el protagonismo de lo local y no es solo una necesidad, sino una oportunidad histórica para construir un Bilbao Metropolitano más justo, eficiente y solidario. El reto es tejer una comunidad metropolitana en la que cada decisión sume al bien común. Porque el verdadero coste está en la fragmentación. El futuro de nuestra metrópoli depende de que decidamos caminar juntos. Por eso, la gobernanza metropolitana es nuestra gran oportunidad.

Metropolia gara!

Fuente Diario El Correo