Hoy asume en México la primera presidenta mujer de su historia. Pero antes de conseguir una victoria aplastante en las elecciones de junio, Claudia Sheinbaum fue la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) entre 2018 y 2023. Durante esos años la doctora en ingeniería ambiental empezó formar su perfil ideológico y, a la par, el tipo de ciudad en la que creía que tenía que transformarse una de las principales capitales del mundo.
Cuando el ambientalismo era mucho menos mainstream que ahora, desde su área de Gobierno impulsó dos transformaciones para la ciudad en esa clave: las primeras ciclovías, el sistema de metrobús y, ya como jefa de Gobierno en 2018, la electrificación completa de una de sus líneas fueron algunas de sus obras insignia. Sheinbaum ya tenía experiencia gestionando el territorio y en preocuparse por el ambiente: en 2015 había sido elegida como alcaldesa de Tlalpan, la más extensa de las 16 alcaldías que conforman CDMX y la que tiene mayor cantidad de suelo con funciones ambientales.
Bueno, bonito y barato
Al frente del Gobierno de la ciudad, la ahora presidenta electa retomó el trabajo que había empezado de la mano de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Duplicó la extensión de la red de ciclovías, que alcanzó el tercer puesto regional después de San Pablo y Bogotá llegando a los 600 kilómetros (el doble que Buenos Aires), y robusteció el sistema de bicicletas compartidas que hoy es el más grande de la región. Este servicio pasó de contar con 6.800 bicicletas y 32 km2 de cobertura a tener más de 9.000 y cubrir un área de 71 km2. La apuesta fue un éxito: la cantidad de personas que usa este sistema pasó en ese período de 5 a 12 millones.
Durante la gestión de Sheinbaum, además, se inauguraron dos líneas de Cablebús, un transporte colectivo tipo teleférico que conecta la periferia más alta de la ciudad con otras redes de movilidad de la capital. En esa periferia en altura, como es bastante común en otras ciudades latinoamericanas como La Paz o Río de Janeiro, están ubicados los barrios más pobres y a los que se tardaba mucho tiempo en llegar. El de CDMX es de los más largos del mundo y cuesta 30 centavos de dólar el pasaje, lo mismo que el subte, cuya gestión fue uno de los blancos de críticas por parte de la oposición.
Si bien el metro de CDMX es uno de los más valorados del mundo por cobertura, precio y cantidad de pasajeros, las críticas tenían cierto sustento ya que la jefa de Gobierno de izquierda no alcanzó a terminar varias obras de extensión de la red y sobre todo por el derrumbe de un puente de la línea 12 que dejó un saldo de 27 muertos. Aunque había sido construido durante la gestión anterior, a Sheinbaum le fue difícil desentenderse de un evento de semejante gravedad.
Una de las promesas de campaña de Sheinbaum a nivel nacional nuevamente también tuvo como eje el transporte. Se trata de un plan que busca conectar todo el territorio mexicano para combatir la desigualdad territorial. Sería una continuación de lo que empezó AMLO con la construcción del Tren Maya (que une la parte más histórica con la zona del Caribe, en Quintana Roo), inaugurado el año pasado y que tuvo que superar más de una controversia respecto de su impacto ambiental y patrimonial.
La herencia urbana de AMLO
“El gobierno de AMLO a ha implementado programas de subsidios enfocados a las personas más desfavorecidas que han sido olvidadas prácticamente por las políticas de los últimos 30 años, las que construyen la vivienda con sus propias manos y equivale a un 60% de las viviendas del país”, me cuenta María Silvia Emanuelli, coordinadora de la Oficina para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC, por sus siglas en inglés), una red de más de 400 espacios académicos y ONG surgida en 1976.
Sin embargo, la abogada y activista destaca que lo que le faltó a la política de vivienda de AMLO fue un programa de generación de terrenos urbanos accesibles ya que “el acceso al suelo es (…) el problema central y si nos enfocamos únicamente a población que ya cuenta consuelo dejamos fuera un número muy importante de población”.
El Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT ) es un organismo creado en los 70 que fue clave para la política de vivienda mexicana de los últimos 50 años. El organismo está financiado por aportes obligatorios de trabajadores y trabajadoras formales y es administrado por el sector público y privado. Esos aportes pueden ser usados para sacar un crédito hipotecario más flexible y accesible para las familias de quienes aportan al fondo. En caso de que la persona no haya hecho uso de ese fondo a los 65 años de edad, el dinero se le reintegra con intereses acumulados, por arriba de la inflación.
En los últimos meses de su gestión, AMLO introdujo varios cambios sobre el INFONAVIT, que Emanuelli destaca: uno es que antes el aportante tenía que esperar un año o más para poder pedir un crédito y se bajó a seis meses. El segundo cambio, más profundo, es que INFONAVIT va a empezar a construir vivienda (algo que hasta ahora sólo hacían desarrolladoras privadas) y parte de ellas van a ser destinadas al alquiler social para población joven que va a pagar un alquiler que no supere el 30% de su salario, influyendo en el mercado del alquiler a nivel nacional, que está en crecimiento. Además, después de 10 años de alquilar la misma unidad, el trabajador o trabajadora va poder optar por comprar la vivienda.
Sobre este último punto Emanuelli se pregunta si es lo más virtuoso: “El esfuerzo para hacer viviendas sociales en renta es muy alto para el Estado, por lo que consideramos que es mejor poder defender la vivienda social en renta y no transformarla en vivienda en propiedad que muy pronto puede volver a insertarse en el mercado de la vivienda perdiendo su valor social y ya sin que se pueda controlar su precio”, analiza la especialista en derecho urbano.
Vigilar y sembrar
El mejoramiento del espacio público durante la gestión de Sheinbaum es uno de sus puntos fuertes, en línea con su preocupación por lo ambiental. El Parque Lineal Ave Fénix, un espacio verde de casi 30 cuadras de largo que atraviesa muchos de los barrios históricamente marginados de la ciudad, fue un emblema. El nombre no es casual, alude a que antes de la obra de rehabilitación era un espacio abandonado y un canal contaminado donde desagotaban aguas de desechos de toda la ciudad.
El Fénix forma parte de un plan que la ex jefa de Gobierno llamó Sembrando Parques a través del cual en los últimos años se inauguraron y rehabilitaron 17 nuevos parques públicos en la ciudad. Otro de los espacios recuperados fue el Parque Cuitláhuac, de 145 hectáreas y construido en lo que antes era un basurero con 95 por ciento de materiales reciclados. Lo interesante de la política de espacio público de Sheinbaum es que la mayoría de estas rehabilitaciones cuentan con una inversión fuerte en equipamiento deportivo y social, no son meros espacios verdes.
Además, la estrategia de recuperación del espacio público estuvo vinculada a un tema que le suele ser esquivo a los partidos de izquierda pero que en el caso de Sheinbaum fue uno de sus puntos fuertes: la seguridad. La generación de nuevos espacios deportivos y culturales gratuitos fue un aspecto clave para darle a la población de CDMX una mayor sensación de seguridad. Estos espacios, implantados en las zonas más pobres y destinados a las personas de entre 15 y 29 años, se llaman Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES) y se construyeron alrededor de 230 en toda la ciudad.
Aunque sigue siendo muy alto con respecto a otras ciudades de la región, como por ejemplo Buenos Aires, el índice de percepción de inseguridad de 2023 fue el más bajo en la última década y los homicidios dolosos (con intención) se redujeron a la mitad. De todas formas es difícil atribuirle la estadística a los PILARES, al mejoramiento del espacio público, y ni siquiera al progreso económico que logró AMLO a nivel nacional.
El paradigma más clásico de la vigilancia también está presente en la ciudad de los palacios: en los últimos años pasó de contar con 15.000 cámaras de seguridad en la vía pública a estar monitoreada por 75.000. Si bien se abandonaron muchas de las estrategias asociadas a la guerra contra el narcotráfico, la izquierda mexicana no centró su política de seguridad solamente en atacar la desigualdad de oportunidades, sino que trabajó fuertemente en la prevención del delito en las calles.
La vecindad de Claudia
“Lo primero que hizo Claudia Sheinbaum fue parar todas las grandes obras”. Lo que puede parecer un comentario negativo sobre la gestión de la referente de Morena (Movimiento para la Regeneración Nacional) por parte de la coordinadora de HIC no lo es. “La nueva Constitución de la ciudad de México, aprobada en 2017, establece que las personas afectadas por grandes obras tienen que ser consultadas previamente, por lo que la nueva jefa de Gobierno las frenó para intentar ese proceso de consulta, lo que fue una primera decisión bastante interesante”, destaca.
Abaratar el costo de la vivienda en las zonas urbanas más consolidadas es uno de los desafíos más habituales de los gobiernos locales, sobre todo en Latinoamérica, donde las ciudades se expanden de forma acelerada y los planes de vivienda pública suelen situarse en los márgenes. Para evitar esa dinámica, Sheinbaum lanzó al poco tiempo de asumir el Programa de Regeneración Urbana y Vivienda Incluyente (PRUVI) que otorga exenciones impositivas y alturas especiales a los desarrolladores privados a cambio de que destinen en estas nuevas construcciones un 30% de las unidades a vivienda (después se redujo al 20%) con un precio máximo (de alrededor de 80.000 dólares por un departamento de 45 m2) en zonas demandas dentro de CDMX.
El objetivo era ambicioso. Se apuntaba a que hacia el final del mandato se construyeran 7.500 unidades bajo esta modalidad pero apenas se construyeron tres edificios que en total cedieron alrededor de 250 departamentos al PRUVI, es decir menos del 4% de lo previsto. Es por esto que el relanzamiento de esta política -u otra que apunte al mismo problema- probablemente sea uno de los grandes desafíos de Clara Brugada, la sucesora de Sheinbaum en la gobernación de la ciudad. El intento fallido del PRUVI pone en duda una de las promesas de campaña más ambiciosas de la flamante presidenta: la construcción de un millón de viviendas públicas a nivel nacional.
Emanuelli, que además es miembro del Consejo Asesor de Clara Brugada junto a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, reflexiona que una posible solución es que “este tipo de medidas deberían aplicarse a toda la ciudad y a todas las nuevas construcciones privadas a partir de una determinada cantidad de metros cuadrados”. Además, destaca que durante el último tramo del gobierno saliente se iniciaron proyectos de vivienda social en alquiler sobre terrenos públicos en zonas centrales de la ciudad, y que con Clara Brugada ese tipo de proyectos van a proliferar aún más.
Otro de los problemas habituales que también impactan en la CDMX es el alquiler turístico. Es que la capital mexicana, donde un 15% de sus puestos de trabajo son explicados por actividades conectadas con el turismo, es una de las ciudades más afectadas por el boom de los alquileres temporarios que redunda en la caída de oferta de alquileres tradicionales. Según los últimos datos, un alquiler en la capital mexicana se lleva cerca del 60% de un salario promedio.
Si bien desde antes de la llegada de Sheinbaum al poder existía un impuesto específico del 3% para balancear los efectos adversos de esta actividad, el Gobierno de la ciudad (ya bajo el mandato interino de Martí Batres) presentó a fines del año pasado una propuesta promulgada en marzo de este año que limita la actividad a un máximo de tres inmuebles por anfitrión o propietario y la creación de un padrón de anfitriones e inmuebles así como también un tope del 50% a la cantidad de noches por año que se puede ofertar una vivienda en estas plataformas.
“Más allá de lo interesante de estas medidas, son parte de lo que fue la primera ola que se intentó en Europa para controlar el fenómeno y Airbnb las suele obstaculizar no dando de baja las viviendas que no tienen número de registro. Por eso creo que debemos ser más mucho más radicales y establecer regulaciones que permitan multar a Airbnb, que es una empresa difícilmente controlable, hasta llegar eventualmente a lo que está previendo Barcelona, donde en 5 años ya no podrá haber viviendas ofertadas en Airbnb, o Nueva York, que tiene uno de los regímenes más rígidos”, señala Emanuelli.
Los desafíos de Clara
Quizás los logros en política urbana de Shienbaum no son el factor de mayor peso entre las causas de su victoria y que haya tenido más peso su política de salud (en particular su manejo del covid, donde se diferenció de AMLO que tuvo una mirada más aperturista), o su política educativa guiada por un programa extenso de becas, nuevas universidades y polos de innovación en barrios, así como también la buena imagen del propio AMLO, que le entrega una economía sólida. Sin embargo, es innegable que la nueva presidenta mexicana deja su huella en una de las megalópolis más importantes del mundo.
La alta imagen con la que se va Sheinbaum es un espaldarazo pero también un desafío para Brugada, quien asumirá su mandato cinco días después que Sheinbaum la presidencia del país. Una de sus tareas va a ser la puesta en funcionamiento del Instituto de Planeación, creado por la Constitución de 2017 para generar un Plan Ordenamiento Territorial, al que Sheinbaum no le dio uso real aunque sí presentó un borrador de Plan que aún no aprobado por el Poder Legislativo.
En ese documento se menciona, por ejemplo, que la capital mexicana expulsa alrededor de 100.000 personas por año de su territorio por no poder pagar su vivienda. “Que la vivienda en CDMX vuelva a ser asequible para toda la población y no solamente para los sectores de altos ingresos es uno de los mayores desafíos de la nueva gestión. Clara Brugada va a tener la posibilidad de establecer la espina dorsal de la planeación de la ciudad de México en los próximos 20 años”, analiza Emanuelli.
Así como la gestión de Sheinbaum quizás quede asociada a lo ambiental, la salud y la educación, al menos en los papeles pareciera que el sello que busca imprimirle Brugada a la suya tiene a la vivienda y el hábitat, en sentido más amplio, en el centro. Además de anunciar la creación de una Secretaría de Vivienda, generó otras dos secretarías nuevas que en paralelo se van a ocupar de la planificación a escala metropolitana (Ordenamiento Territorial) y el rediseño completo del sistema de provisión de agua (Gestión Sustentable del Agua), una de las deudas históricas de la ciudad con su población.
Fuente: Cenital
Autor: Fernando Bercovich