Ciudadanía Metropolitana

Compartimos la nota de Claudio Augugliaro, publicada en el dossier del CESBA

Áreas Metropolitanas: el desafío que presentan en materia de Gobernanza.

Afirmar que las áreas metropolitanas(1) son una sumatoria de jurisdicciones en un espacio determinado implica claramente desconocer su verdadera naturaleza. Como en un proceso de fusión, la resultante en este caso es lo que podemos denominar un “ecosistema urbano”, diferente y superador de la simple sumatoria de las partes preexistentes. Así, lo han venido afirmado a lo largo del tiempo distintos autores (desde Castells, 1974, al GPSC World Bank en 2020), por lo que no podemos pretender abordar sus problemáticas y su gestión a partir de ideas o modelos que remiten al siglo XIX. Debemos entonces comprender la complejidad de estas metrópolis y plantear esquemas innovadores y participativos para su gobernanza.  

En este sentido, fuimos muchos los que nos ilusionamos en esos complejos días iniciales de la pandemia de COVID 19 con la foto de las tres máximas autoridades con competencias sobre la Región Metropolitana de Buenos Aires(2) sentados en una misma mesa y acordando políticas en común. 

Confiábamos que al final de ese tiempo, la experiencia acumulada iba a sentar las bases para avanzar en algún modelo de institucionalidad metropolitana, ya que la pandemia había demostrado, de manera por demás descarnada, la urgencia de mayores niveles de coordinación y cooperación en áreas metropolitanas.

Pero, como tantas veces en nuestra historia, las diferencias políticas pudieron más que la necesidad de generar un consenso que nos permitiera avanzar.

En este mismo período, áreas metropolitanas como la de Bogotá-Cundinamarca (Colombia) o Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) lograron generar los acuerdos para constituir sus propios esquemas de gobernanza.

Con la pandemia alejada de los principales titulares de los periódicos, el imperativo por institucionalizar un mecanismo de coordinación regional para Buenos Aires no ha desaparecido. Muy por el contrario, la necesidad de dar respuesta a las principales problemáticas que son comunes a estas áreas, nos marca la importancia de impulsar este debate:  

  • La Agenda de Cambio Climático es central en las áreas metropolitanas. El rol de las ciudades en la adaptación a los efectos e impactos del cambio climático y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, se torna esencial en la acción climática, más aun considerando que es en los espacios locales donde más se sentirán las problemáticas inherentes al mismo. Las ciudades son generadoras de hasta el 80% de las emisiones totales de los países, tienen altos niveles de consumo de energía, insumos y agua, al tiempo que la degradación y contaminación ambiental ponen en jaque la salud de sus habitantes. Afrontar estas problemáticas y gestionar temas como el rol de los espacios verdes de escala metropolitana; las medidas de resiliencia; la gestión integral del riesgo; la promoción de la movilidad sostenible, entre muchos otros, no pueden tener respuestas fragmentadas, requieren acciones coordinadas y normativas comunes que hoy no tenemos. Ciudad de México impulsó, en su momento, la región metropolitana para atender el grave problema de la calidad del aire.
  • El uso del suelo es otra problemática que requiere coordinación. América Latina se caracteriza por la informalidad y falta de planificación en esta materia. A esto debemos sumar la presión que ejercen las corrientes migratorias, la falta de infraestructuras y el déficit de vivienda, la gentrificación y la creciente urbanización de suelos periurbanos, entre otros motivos, para entender la necesidad de una Agencia de Planificación Urbana Metropolitana.  La importancia de la planificación urbana en estas regiones ha quedado demostrada en un estudio sobre organismos de coordinación metropolitana en Iberoamérica (Lanfranchi-Bidart, 2016) donde se señala que es la competencia más recurrente en estas agencias regionales.

          Definir un modelo territorial para la región es un requisito indispensable si apostamos por un reequilibrio del territorio    nacional.  El inspirador desafío planteado por Fabio Quetglas de hacer “200 Tandiles”, no será posible si la Región Metropolitana de Buenos Aires sigue creciendo intercensalmente a los niveles actuales, producto fundamentalmente de ser la destinataria de más de dos tercios de las migraciones internas de nuestro país.

  • Las metrópolis son centros que concentran talento, innovación, recursos y empleo. A medida que crecen en población se tornan más productivas. Pero ese crecimiento, sin un modelo de gobernanza puede traer como consecuencias una mayor presión contributiva, producto de la superposición de estructuras y funciones, y menores niveles de competitividad territorial. Una investigación de la OCDE, que analizó ciudades de distintos países que integran dicha organización, sostiene que las áreas metropolitanas con estructuras de gobernanza fragmentadas tienen una productividad de hasta un 6% más baja. 

El desafío de consensuar un modelo de gobernanza metropolitana(3) para la principal región de nuestro país(4) es una de las grandes deudas pendientes del período democrático. No sin cierto pudor, debemos reconocer que los (pocos) avances en materia de coordinación sectorial en el AMBA fueron producto de leyes de gobiernos de facto o de mandatos judiciales.

Terminar con el atraso institucional y trabajar de manera coordinada para superar las desigualdades que presenta la región requiere de la valentía para generar acuerdos, por sobre los intereses partidarios o individuales. 

Hace unos años, el filósofo español Daniel Innerarity nos planteó que “la política es el arte de distinguir correctamente en cada caso entre aquello en lo que debemos ponernos de acuerdo y aquello en lo que podemos e incluso debemos mantener el desacuerdo”. 

Es el tiempo para este acuerdo.

 

(1) En el presente artículo englobamos en el término “áreas metropolitanas” a las regiones metropolitanas, más allá de las diferencias desde el punto de vista teórico que definen a cada una de ellas.   

(2) Entendemos por RMBA a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 40 municipios de la Provincia de Buenos Aires, desde Zarate en el norte, hasta La Plata en el sur, siguiendo aproximadamente el trazado de la Ruta Provincial Nº 6, al ser está la definición que reúne mayores consensos

(3) Al referirnos a un modelo de gobernanza lo hacemos en relación a una institucionalidad que contemple no sólo a los cuatro niveles de gobierno presentes en la región, sino que también incorpore la mirada de los múltiples actores académicos y sociales, que han nutrido y sostenido en la agenda pública la cuestión metropolitana.

(4) La Región Metropolitana de Buenos Aires tiene más de 16.000.000 de habitantes, produce más del 45% del PBI Nacional, es la 3ra. más grande de América Latina y una de las 20 metrópolis principales del mundo.

 

Te compartimos el link al Dossier  del  CESBA del  mes de septiembre http://www.bdigital.cesba.gob.ar/bitstream/handle/123456789/484/Dossier%20Septiembre_compressed%20web.pdf?sequence=4&isAllowed=y